O cómo arrancar la semana sin morir en el intento…
Lunes a la mañana. Estoy en frente a mi compu. Veo mi calendario y tengo ya … sólo para arrancar, tres reuniones una atrás de la otra.
Vamos con eso.
Entre una reunión y la otra tengo tiempo como para…… ¿respirar dos veces seguidas? jajajaja, como mucho.
Y después de eso tengo que armar material para tres clases, re-pensar en una actividad que en breve voy a llevar adelante, ocuparme de mi casa, de los perros, de ser un gran esposo y un buen padre, de pagar los impuestos, de ……
Y así, una larga lista de tareas.
Claro, la tendencia a procastinar
Sin dudas, veo mi calendario y mis tareas pendientes y pienso…. ¿Por qué me meto en ésto? Señalando a las siguientes 15 cuestiones que tengo que resolver.
La idea de largar todo e irme a una playa a Brasil a poner un chiriguito y disfrutar el sol, me tienta y mucho. Pero como siempre, ese angelito (a veces medio marmota) en mi hombro me dice: «Vos lo elegiste, nadie te lo impuso. Ahora… hacelo».
No se equivoca, para nada. Yo elijo la vida que deseo tener. Yo elijo cómo quiero que sea, y una vez que el norte está en mi brújula, tomo palabras de Tony Robbins y digo: ¡Acciones Masivas!
Mucho, todo, junto.
De eso se tratan las acciones masivas: qué puedo hacer, un millón de veces, que me permita el máximo impacto y a su vez, aprender todo lo que pueda para mejorar cada acción.
Si armo presupuestos, armar 1000 presupuestos hasta que lo haga con los ojos cerrados. Si hago llamadas para conectar con clientes, hacer 1000 llamadas hasta que sepa de memoria el flow de cada conversación. Si hago presentaciones de mis servicios, hacer 1000 para poder leer las expresiones de mis clientes y prospectos para saber si doy en el blanco o estoy hablando en otro idioma.
Todo muy lindo, pero….. ¿cómo lo hago?
Dice el dicho que el elefante se come a bocados. Y si ese elefante se llama «trabajo complicado», más aún.
Uno de los trucos que enseño en mis cursos de gestión efectiva del tiempo, es que tenemos que tener un método para poder enfocarnos en lo importante pero no urgente. Claro que si.
Importante, que no es urgente. Porque si es urgente, no nos queda otra más que hacerlo. Pero si es importante y no urgente, agendarlo.
Lo que entra en mi agenda, se hace. Lo que no entra en mi agenda, no.
Y ahí tenemos el primer paso de cómo no procrastinar: agendar aquello que necesitamos hacer para darle el tiempo adecuado.
Como por ejemplo, éste newsletter. Tengo que escribir algo que me lleva bastante tiempo, con lo cuál me reservo algo así como una hora para poder dar vueltas al asunto, definir el tema, armar el bosquejo y largarme a tipear.
Tal cuál lo estoy haciendo ahora.
Los pasos para que salga bien:
Para no procastinar y priorizar que lo importante salga bien, lo que tenemos que buscar es a primera hora, aquellas tareas que sean las más innovadoras, las que requieran nuestra capacidad de creación, lo que nos invite a volar un poquitín. Y dejara para la tarde aquello que es mas rutinario: contestar emails, revisar temas, juntarme por revisiones periódicas.
El principal secreto para que funciones es que cuando es temprano o por nuestras primeras horas de la jornada, aún nuestra capacidad de gestión se encuentra con energía, con capacidad para evaluar, analizar, entender, dar vueltas y re-pensar lo que haga falta.
Y cuando llegamos al final del día – o después del almuerzo – ya estamos más para tareas rutinarias, donde la innovación no sea la clave. Que podamos trabajar en piloto automático.
Conclusión
La diferencia entre una persona enfocada y una persona que se distrae, se llama resultados. Cuando nos proponemos lograr lo que queremos y le dedicamos la suficiente cantidad de recursos de tiempo y esfuerzo, sin dudas que nos termina saliendo.
Cuando en su lugar vemos videos de gatitos divertidos, no hacemos más que atentar contra nuestro yo futuro.
Es por eso que – además de seguir leyéndome en futuros newsletters – te invito a que a primera hora hagas esas cosas que necesitan de tu inventiva y tu capacidad de pensar creativamente. Y que la rutina, la dejes para luego del almuerzo.
Probalo por un par de semanas, y después contame. Sin dudas tu propio resultado te va a sorprender.
¡Ah! Antes que me olvide: no es sólo por probarlo una vez que sale bien: hacelo 1000 veces, y te garantizo que vas a ser una persona experta en tal tema.
Al menos, así lo veo yo.
Que disfrutes la semana.
Rodrigo