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El equipo que fluye

Hoy
Desafio malvavisco

Algunas veces vemos algún video que nos deja pensando. Otro que nos cautiva, y alguno mas que quizás pasa desapercibido.

Hasta que un día…. ¡Paf! Ese breve comentario que escuchaste en ese breve video, te hizo entender (caer una ficha) de un tema que venís masticando hace meses.

Eso mismo me pasó con la fluidez. Ni más ni menos.

Son las 9 y algo de la noche, estoy escribiendo una nota – porque me encanta escribir, me encanta hablar, me encanta escuchar y me encanta aprender – me siento más involucrado en lo que estoy haciendo, que en los 8 grados de temperatura que hace hoy a la noche (y soy un animal de verano….).

Hay una cadena bien marcada entre la dificultad de una tarea y mi habilidad para poder cumplir con esa tarea. A modo de ejemplo, si por un momento pensamos en una persona que es campeón olímpico de slalom, y le propongo que participe en una Olimpíada, sin dudas que va a estar recontra super compenetrado con lo que va a enfrentar. La dificultad de la tarea lo motiva a querer mejorar su habilidad para cumplir con esa tarea.

En éste caso, el estado de fluidez se da por muchos momentos – la fluidez en si es un momento, el no darte cuenta del tiempo que llevás haciendo algo – durante el dia y durante muchos días de continuado. Si le preguntás a esa persona, en que piensa el 99.99 % del tiempo de su dia y de su noche, es en ese desafío. 1.000% de motivación.

Si a mi – que disto y mucho de ese nivel, y apenas puedo sostenerme parado en algunas curvas en la nieve – me ofrecen ese desafío (participar en las Olimpíadas) seguramente voy a entrar y permanecer en un estado de pánico casi total. Hasta voy a poder confirmar que si lo hago (si me lanzo por la montaña), sin dudas voy a quebrarme más de 180 huesos (siendo 206 el total de huesos en el cuerpo). Mi motivación a participar en ese evento, vas a estar por el piso.

Ahora, si a mi – que apenas soy un aprendiz – me dan una tarea sencilla, que puede incrementarse un poco con el tiempo, voy a generar un espacio para que exista esa fluidez, y que mi compromiso y acción con la tarea sean una sola cosa. Y de ahí que cuando estamos en estado de fluidez, perdemos la noción del tiempo. Nos damos cuenta cuando salimos de tal estado de fluidez cuando nos decimos….. «¿tanto hace que estoy haciendo X?».

A vos que estás leyendo ahora éste texto te pregunto: ¿tenés bien presente ese último momento que recordás la tarea que te resultaba difícil, pero también interesante? ¿Y que pasaste un tiempo compenetrado en como hacer eso, o decir eso, o completar eso, o ….? Si podés identificar un momento así (y creo que seguro ya lo tenés aislado en tu mente), verás que la combinación de la dificultad de la tarea era lo que más te atrapaba: ni era super dificil, ni era super facil.

Es mis capacitaciones me gusta dar una tarea o ejercicio práctico para que la teoría sea experiencia y conocimiento, rápido. Como ejercicio, te propongo que pienses en los miembros de tu equipo de trabajo y te plantees: ¿tienen oportunidad de disfrutar el trabajo con una tarea desafiante y que sepan que pueden lograrlo? En caso que las obligaciones sean demasiado altas, ¿estoy haciendo algo para mejorar las habilidades de los miembros de mi equipo? Si los objetivos son muy bajos (casi nunca sucede), se pueden subir para hacerlos más desafiantes y atrapante?

A medida que se te ocurran ideas, te pido las anotes. Si son varias, distintas acciones o propuestas que te gustaría revisar para generar espacios de fluidez en tu equipo. Desde tu rol de líder, seguramente vas a encontrar cómo habilitar a que tus colaboradores fluyan con sus tareas, en sintonía y con buen ritmo.

Como una obligada pregunta de cierre abierto: ¿preferís estar motivado y fluir en tus tareas? ¿Te gustaría que tu equipo tenga esos momentos de concentración total? Sin dudas que sí. Ahora, es cuestión de plantear ideas y hacerlas realidad.

Gracias por leer éste material.

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